El presente trabajo es una exposición sobre los rasgos característicos de la persona del Papa Benedicto XV. Este trabajo consta de 4 partes: el contexto próximo a la vida del Pontífice, su biografía, su actuación como Sumo Pontífice y sus escritos.
CONTEXTO
En la segunda mitad del siglo XIX se derrumba el imperio de Napoleón en Waterloo cuando es derrotado por Rusia, se produce el auge del nacionalismo en los estados. En 1871 Bismarck proclama el Reich alemán. Las potencias europeas Inglaterra, Francia, Rusia, ayudan a Grecia a librarse del yugo de los turcos. Inglaterra aprovecha que los dominios de los gobiernos islámicos están en una recesión para apoderarse de Egipto y Sudán, asumiendo también el poder en la India. En China estalla la rebelión de los bóxers. Japón, en un momento de gran apogeo de las potencias, se ve obligado a salir de su aislamiento y a firmar tratados con Inglaterra, Francia, Rusia y Estados Unidos. En éste país americano triunfa la Unión en la guerra de Secesión de 1861. En Latinoamérica se independizan todas las colonias españolas del Imperio. En Africa, las colonias europeas y Holanda establecen colonias en las que se explotan las riquezas minerales y forestales del continente.
En el orden social nos encontramos con la llegada de la Revolución Industrial a Inglaterra, a Cuba, a Estados Unidos, a Francia y a Alemania. Darwin publica su libro “El origen de las especies.” Mendel difunde sus descubrimientos sobre las leyes de la herencia. Incontables progresos en medicina, física y astronomía. Schopenhauer riega la Europa intelectual con su pesimismo. Marx analiza la historia como un producto de la lucha de clases y junto con Engels sientan las bases de la revolución comunista. Gran siglo de la novela en París.
Respecto al contexto eclesial, la mayoría de los papas, en vísperas de ser desprovistos de su poder temporal, se centran en el magisterio espiritual que corresponde a su función pastoral. Sin embargo, movimientos intelectuales como el Siglo de las Luces, acontecimientos sociales como la Revolución Francesa y los enfrentamientos entre los Estados europeos someten al papado a sumisiones y vejaciones que le fuerzan a pronunciar en casos como la supresión de la Compañía de Jesús, la prohibición de todo tipo de sincretismo en tierras de misión de oriente y América, las últimas batallas por el poder temporal y por mantener sus privilegios y derechos. Además, debido a estas adversidades, va a actuar con falta de conciencia respecto a los movimientos heréticos, la Masonería, las sociedades secretas.
GIACOMO GIAMBATTISTA DELLA CHIESA
Nació en la comunidad de Pegli, Génova, reino de Cerdeña el 21 de noviembre de 1854 en el seno de una familia que pertenecía desde el s. XVI al patriciado de la ciudad de Génova. Fue el tercero de los cuatro hijos del marqués Giuseppe della Chiesa y de su esposa Giovanna, de la casa marquesal napolitana de Migliorati. Comenzó sus primeros estudios en la casa paterna; los siguió en una escuela privada, y después los cursos secundarios en el seminario diocesano de su ciudad natal. Terminado el bachillerato en el verano de 1871, hubiera deseado seguir el camino del sacerdocio; pero, por deseo de su padre, en otoño del mismo año se matriculó en la Facultad de Derecho de la Real Universidad de Génova. Ingresó en el seminario de Diocesano Génova siendo todavía estudiante de derecho civil. En ella se licenció el 5 de agosto 1875 con una disertación sobre La interpretación de las leyes.
En noviembre de este año ingresó en el Collegio Capranica de Roma. El 21 de diciembre de 1878 fue ordenado sacerdote en la Basílica de San Juan de Letrán. Celebró su primera misa en S. Pedro el 21 dic. 1878. El año de 1879 será de gran preparación académica para Giacomo. Al mismo tiempo que iniciaba sus estudios de diplomacia en la Pontificia Academia de Nobles Eclesiásticos, se doctoraba en Teología y en 1880 en Derecho canónico por la Universidad Gregoriana. Entró a formar parte de la Congregación de los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios de la Santa Sede en 1882 en el Vaticano, donde su trabajo impresionó al Secretario de dicho Dicasterio Mons. Mariano Rampolla del Tindaro. En 1883 termina sus estudios diplomáticos y deja el Vaticano para trabajar como colaborador de Mons. Rampolla, nuncio apostólico en España. Vivió en Madrid entre 1883 y 1887. Lo más destacable en su paso por España su el hecho de haber desempeñado un papel crucial en el arbitraje de la disputa entre España y Prusia por la posesión de las Islas Carolinas. También En Madrid aprendió fácilmente a expresarse en español y, mientras perfeccionaba su formación al lado del nuncio, dedicó todas sus horas libres al ministerio sacerdotal y a la práctica de la caridad. Con ocasión de la epidemia de cólera (1885), se prodigó por los enfermos con generosidad sin límites.
El 14 de marzo de 1887 Mons. Rampolla es elevado al cardenalato, por lo que tiene que regresar a Roma. Giacomo regresa también y ese mismo año pasó a ser colaborador de Mons. Merry del Val en la Secretaría de Estado del Vaticano. Minutante de la Secretaría de Estado. Vivía con su familia y ejercitaba con celo su ministerio sacerdotal. Entre tanto, la colaboración asidua con el cardenal Rampolla se desarrollaba y se profundizaba. En 1899 fue nombrado profesor de diplomacia y vice-rector la Pontificia Academia de Nobles Eclesiásticos. Fue designado Secretario de Comunicaciones Cifradas en 1901. . Ese mismo año es promovido al cargo de Sustituto de la Secretaría de Estado. Pío X le nombró Arzobispo de Bolonia en octubre 1907, consagrándolo personalmente en la Capilla Sixtina el 22 de diciembre del mismo año. Le nombra Cardenal Presbítero del título de Ss. Quattro Coronati en el consistorio del 25 mayo 1914, último del pontificado de S. Pío X.
A sólo tres meses de su nombramiento como cardenal, participó en el cónclave que siguió a la muerte de san Pío X. Entraba en cónclave el 31 de agosto. Fue el primero sin intervención directa o indirecta de las potencias seculares, después de la reforma de su predecesor. Se cumplió fielmente sus normas respecto a la elección pontificia. El tercer día de reunión y a la décima votación fue elegido papa: era el 3 de septiembre de 1914. El cardenal protodiácono, anunciaba desde lo alto de la galería exterior de la basílica de San Pedro, la elección de Giacomo Della Chiesa que, en memoria del otro arzobispo de Bolonia elevado a la cátedra de San Pedro, el cardenal Próspero Lambertini, había tomado el nombre de Benedicto Fue coronado tres días después en la Capilla Sixtina por el cardenal Francesco Salesio della Volpe, protodiácono de Santa Maria in Aquiro.
El gran Papa muere el 22 de enero de 1922 víctima de una epidemia de gripe, exclamando: “Ofrecemos nuestra vida por la paz del mundo”. Fue sepultado en las Grutas Vaticanas.
PONTIFICADO
Respecto a la línea de San León XIII prosiguió la labor religiosa, social y política. Respecto a la línea de San Pío X llevó a término la obra de la renovación del derecho canónico, promulgando el nuevo Código en 1917. El inicio de su pontificado coincidió con el estallido de la I Guerra Mundial, contra la que no pudo hacer más que labores humanitarias. En su encíclica “Ad beatissimi Apostolorum” de 1914 analizó lúcidamente las causas del conflicto y proclamó una neutralidad estricta que disgustó a ambas partes beligerantes. Después de publicar su 1ª encíclica nombró Secretario de Estado al Cardenal del título de San Bernardo alle Terme, que en 1915 lo cambiaría por el títilo cardenalicio de di San Lorenzo in Lucina, Pietro Gasparri.
Dedicó buena parte de su actividad a paliar los sufrimientos derivados de la guerra, creando una agencia de Información sobre los prisioneros de guerra en el Vaticano y sugiriendo junto con Alfonso XII algunas medidas para hacer menos cruel la guerra. Viendo que Estados Unidos entraba en la guerra a favor de Inglaterra y Francia, el Papa publicó una “Nota pontificia sobre la paz” en la que afirmaba que la paz no tiene que ser hija de la violencia, sino de la razón. Inmediatamente después nombró Nuncio en Munich a Eugenio Pacelli en misión de pacificación entre los emperadores de Alemania Bethmann Holweg y de Austria Canciller de Michaelis. Invitaba a ambos a aceptar el derecho y la justicia como sustitución de la fuerza armada, acordando un recíproco desarme gradual y crear un organismo de arbitraje capaz de solucionar los problemas de tipo internacional. Fundada su invitación sobre seis principios fundamentales: 1) desarme y arbitrio obligatorio para resolver las disputas entre las naciones; sanciones para quien no lo aceptase; 2) libertad garantizada de los mares; 3) condonación recíproca de los daños y de los gastos de guerra; 4) restitución de los territorios ocupados; 5) regulación de las cuestiones territoriales en armonía con las aspiraciones de los pueblos; 6) examen particular de las cuestiones territoriales de Polonia, de los Balcanes y de Armenia. La valiente iniciativa no tuvo éxito. Algunos Gobiernos la acogieron bien; otros con no disimulada hostilidad. Incluso se reprochó al Papa por parcialidad, o por haber desanimado a los combatientes definiendo a la guerra como «inútil destrucción».
Casi al final de la guerra, en 1917, promulgó la exhortación apostólica Dès le début que era todo un programa doctrinal de cara a un posible armisticio. A pesar de la oposición del estado italiano, envió a un observador a la Conferencia de Versalles, apoyando las decisiones del Tratado. Restableció las relaciones entre la Santa Sede y los gobiernos de Francia (1921) e Inglaterra, consiguiendo que se enviara un representante británico al Vaticano, algo que no ocurría desde el siglo XVII. También reestableció las relaciones diplomáticas con Portugal y las inició con los nuevos estados surgidos del desmembramiento del Imperio Austrohúngaro. Promulgó un nuevo Código de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) en 1917, el cual ya había sido elaborado en su mayor parte por su antecesor san Pío X.[1] También en 1917 instituyó la Congregación para las Iglesias Orientales. En 1919 levantó la prohibición de que los italianos participaran en la vida política del reino, al tiempo que animaba a don Luigi Sturzo para que fundara el "Partito Popolare Italiano", embrión de la futura Democracia Cristiana. Con su carta apostólica Maximum illud de 1919 dio un fuerte impulso a la actividad misionera. Con la encíclica Pacem, Dei munus pulcherrimum (1920) sugirió las bases para que un conflicto de tal magnitud no volviera a producirse. Canonizó a Juana de Arco.
A la acción diplomática, Benedicto XV asoció, intensísima, la de la caridad, dirigida a aliviar los sufrimientos materiales y morales derivados de la guerra. Decenas de millares de prisioneros inválidos fueron intercambiados por los beligerantes; otros prisioneros, gravemente enfermos, fueron asilados en Suiza, tierra neutral; una oficina de información, constituida en el Vaticano, trabajó intensamente para buscar desaparecidos, internados, prisioneros, y por restablecer los ligámenes rotos con las familias de origen. De toda esta acción fue animador el ímpetu apostólico de caridad del Papa.
ESCRITOS
Debido a su gran capacidad intelectual, a su autoridad eminente y a su deseo de establecer un pontificado donde imperara la paz, Benedicto XV tuvo una prolífera actividad literaria. Elaboró encíclicas, breves, exhortaciones apostólicas, cartas apostólicas, bulas, motu propios. En ellas marca profundamente su estilo y su carácter de verdadero Padre.
Encíclicas
Ad beatissimi Apostolorum, (1 de noviembre de 1914) en favor de la paz y para la normalización de la situación de la Santa Sede. Señalaba los principales causas de la guerra: la falta de comprensión entre los hombres, el menosprecio de la autoridad, la injusticia entre las clases y el exagerado apetito por las cosas perecederas.
· Humani generis redemptionem, (15 de junio de 1917 ) sobre la predicación de la palabra de Dios.
· Quod iam diu, (1 de diciembre de 1918) sobre la futura conferencia de paz a celebrar en Versailles.
· In hac tanta, (14 de mayo de 1919) sobre la situación de la Iglesia Católica en Alemania.
· Paterno iam diu, (24 de noviembre de 1919) sobre la situación de la infancia en la Europa de posguerra.
· Pacem, Dei munus pulcherrimum, (23 de mayo de 1920) sobre la restitución cristiana de la paz. Alaba el patriotismo y recuerda que el mismo Cristo amó su patria terrenal, reclamando al mismo tiempo sus derechos como soberano de un Estado Simbólico, nunca reconocido por el Estado Italiano y que por ello mantenía a la Santa Sede fuera de los trabajos de la Sociedad de las Naciones.
· Spiritus Paraclitus, (15 de septiembre de 1920) sobre la interpretación de las Sagradas Escrituras.
· Principi Apostolorum Petro, (5 de octubre de 1920) sobre san Efrén de Siria.
· Annus iam plenus, (1 de diciembre de 1920)sobre la situación de los niños en Europa Central.
· Sacra propediem, (6 de enero de 1921)sobre la Orden Terciaria Franciscana.
· In praeclara summorum, (30 de abril de 1921) en la conmemoración del VI centenario de la muerte de Dante Alighieri.
· Fausto appetente die, (29 de junio de 1921)en la conmemoración del VII centenario de la muerte de santo Domingo de Guzmán.
Breves
Divinum praeceptum, (23 de diciembre de 1915) sobre los títulos académicos del Seminario Arzobispal de Buenos Aires (Argentina).
· Romanorum pontificum, (25 de febrero de 1916) sobre indulgencias a los fieles.
· Cum Catholicae Ecclesiae, (15 de abril de 1916) sobre la unidad con las Iglesias Orientales.
· Cum Biblia Sacra, (15 de agosto de 1916) conjunto de normas para la exégesis en los tres institutos bíblicos de Roma.
· Cum centesimus, (22 de octubre de 1916) en la conmemoración del I centenario de la Milicia Pontificia.
· Centesimo hodie, (22 de octubre de 1916) condecoraciones a la bandera de la Milicia Pontificia.
· Quod Ioannes, (10 de abril de 1917) beatificación de Anna di San Bartolomeo.
Exhortaciones apostólicas
· Ubi primum, (8 de septiembre de 1914) donde urgía a todos los católicos del mundo que restableciesen la paz.
· Allorché fummo chiamati, (29 de julio de 1915) a los pueblos beligerantes y a sus dirigentes, en el aniversario del estallido de la I Guerra Mundial.
· Dès le début, (1 de agosto de 1917) exhortación a los jefes de los estados en guerra para que hallen una vía para la paz.
Cartas apostólicas
· Maximum illud, (30 de noviembre de 1919) sobre la propagación de la fe católica en todo el mundo.
Bulas
· Incruentum altaris, (10 de agosto de 1915) sobre las celebraciones litúrgicas del Día de Difuntos.
· Providentissima mater, (27 de mayo de 1917) por la que se promulga el Código de Derecho Canónico.
Motu proprio
· Consilum a decessore, (23 de noviembre de 1914) otorgando el título de "Pontificia" a la comisión para la revisión de la Biblia Vulgata.
· Non multo post, (31 de diciembre de 1914) conjunto de reglas de funcionamiento de la Accademia Romana di San Tommaso d'Aquino.
· Quandoquidem in iis, (16 de septiembre de 1915) recordando que cualquier nueva concesión de indulgencias debe estar sujeta a la Congregación del Santo Oficio.
· Seminaria clericorum, (4 de noviembre de 1915)en la institución de la Congregación de Seminarios.
· Alloquentes proxime, (25 de marzo de 1917)fusión de las congregaciones del Indice y del Santo Oficio.
· Nobilissimam Sacrarum, (8 de abril de 1917) por el que se asigna la academia Capranica a la Basílica de Santa María la Mayor.
· Dei providentis, (1 de mayo de 1917) en la institución de la Congregación de las Iglesias Orientales.
· Cum iuris canonici, (15 de septiembre de 1915)creación de una comisión de cardenales para resolver las dudas acerca del Código de Derecho Canónico que se está confeccionando.
· Orientis catholici, (15 de octubre de 1917) creación de un instituto cultural pare los estudios orientales.
· Quartus iam annus, (9 de mayo de 1918) por el que se establece que el día 29 de junio, festividad de los santos Pedro y Pablo, se ore especialmente por la paz.
NOTAS
(1) Las ligeras compilaciones efectuadas por Pío IX y León XIII habían resultado insuficientes. Hubo de esperarse hasta que Pío X creó en 1904 una Comisión para la redacción del Código de derecho canónico. Tras 12 años de trabajos, sería Benedicto XV quien promulgaría el Código el 27 de mayo de 1917 y que entraría en vigor un año después. El Código de Derecho Canónico de 1917 es conocido, por sus dos principales impulsores, como Código pío-benedictino. El nuevo código paso a formar un cuerpo único y auténtico para toda la Iglesia católica de rito latino, creándose una comisión de interpretación el mismo en el año de su promulgación que, desde entonces, es la única legitimada para salvar las dudas que puedan surgir y cuyos dictámenes tienen el mismo valor de una interpretación auténtica sobre cualquiera de los cánones del código. A la vez, se continuó con el trabajo de codificación, con el objetivo de completar el ordenamiento jurídico con un código de derecho canónico para las Iglesias sui iuris o autónomas, de rito oriental. Estas Iglesias se encuentran en comunión con el Romano Pontífice, y tienen una tradición disciplinar y jurídica propia desde tiempos inmemoriales. Nunca se llegó a terminar el Código de derecho canónico de rito oriental, aunque sí se promulgaron algunas partes.
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