miércoles, 28 de octubre de 2009

EL ISLAM ES UNA RELIGION NATURAL, NO REVELADA

PARTE II
Desde los orígenes mismos de su existencia, el hombre se ha sabido parte integrante de un cosmos; parte ciertamente sujeta a una realidad superior, más alta y perfecta a quien debe agradar conforme a la voluntad de eso que llama Dios. Pero la visión cultural propia de cada pueblo es determinante en la consideración de lo que es “agradable” para la divinidad. El hombre descubre a partir de sí mismo, del cosmos y del pensamiento que existen dos niveles de existencia: una esfera divina y otra contingente. Esto es la religión natural: aceptar el binomio cielo-tierra y desde la propia concepción socio-cultural darle contenido a lo que es el cielo y lo que es la tierra.

Esto ha pasado con el Islam. Le ha dado contenido semítico-árabe a la inquietud trascendental que todo hombre tiene. Toda la ideología islámica está basada en las categorías árabes de la Meca del siglo VII. No es ninguna religión revelada. Es el producto cultural, ciertamente complejo, pero al fin y al cabo cultural, de unos pueblos nómadas que se han hecho sedentarios y que han estado en constantes conflictos entre sí en la Arabia del s. VII. Y para darle una consistencia más infra-teológica a su visión religioso-existencial (nunca es ni será teología) cogieron elementos judíos y cristianos que se fusionaron en lo doctrinal; pero queriendo hacer notar su aspiración social totalmente laudable de la originalidad, hicieron una especie de síntesis (al estilo gnóstico-idealista) en lo referente al culto. No juzgamos la intención global de todo el pueblo musulmán, aunque debemos dejar claro que el conjunto doctrinal, cultual, místico, filosófico, escatológico de lo que llamamos ISLAM es una RELIGIÓN NATURAL, no es ni será nunca una RELIGIÓN RELEVADA por la Santísima Trinidad.

La configuración del Islam ha sido realizada a través del sustrato existencial del pueblo árabe a través de sus únicos trece siglos de existencia. El Islam no tiene ningún antecedente religioso. El pueblo árabe tiene un antecedente étnico en el mundo semítico, tal como nos lo dice la Escritura: Gn. Pero es Islam se entiende como un sincretismo judío, cristiano, árabe. Es la configuración de la visión del mundo de la cultura árabe. El Islam no es una religión mundial, carece de aspiraciones universalistas, inculturalizantes, sino que es exclusivamente árabe.

Como religión monoteísta se ha querido equiparar al judaísmo y al cristianismo. Sin duda nada más falso. Es este proceso sintético a través del cual el Islam ha evolucionado, Allah ha ido adquiriendo mayor relieve hasta convertirse en el ser supremo. Pero no único. La unicidad de Allah se logró en el siglo VIII. El mismo Mahoma estableció el culto a Allah como deidad absoluta bajo el cántico: ¡Allahu Akbar!, o lo que es lo mismo Allah es el mayor. Este superlativo hace referencia a que Allah es el mayor de entre todos los dioses e ídolos mecanos del S. VII. No hace la referencia ontológica a la supremacía de Allah sobre la creación, a la excelencia de su Belleza moral y ontológica propia del Uno, del Motor Inmóvil, de la Santísima Trinidad. Y es que como Mahoma no era teólogo ni profeta, su razonamiento lógico-elemental-filosófico lo llevó a verdad natural de la distinción entre Dios y el mundo. Su débil razonamiento le llevó al monolatrismo: un dios principal de entre todo el panteón de los dioses. Pero, ¡Sorpresa! Israel llegó a tal conclusión cuando todavía no había recibido la Revelación divina, treinta siglos antes de Mahoma.

Es interesante descubrir que el Islam no tiene teología. Su contenido doctrinal es elemental, propio de los nómadas del siglo VII. Es sobre todo una religión natural, cultual. Parece que Allah se complace en las cinco postraciones árabes (tal como las realizaban los antiguos egipcios ante el dios Horus). Parece que Allah valora más el lavatorio de los pies y las manos que el amor al prójimo. Esto se entiende porque Allah es un concepto vacío, sin ninguna referencia al Creador. Allah es el nombre genérico dado a la divinidad por los árabes. Pero, ¿Allah es Dios? No. ¿Quién es Allah? Allah es dios. Es la divinidad. Pero, ¿Cuál divinidad? Ninguna. Es como si los cristianos llamáramos a Dios con el concepto de Dios, pero sin ninguna referencia a la Santísima Trinidad. El Islam cae en el agnosticismo y en el inmanentismo, también llamado trascendentalismo. Para los árabes existe un poder superior que llaman Allah, o sea, dios. Pero Allah no es su dios, no es Dios. Allah es el nombre de la categoría superior al cosmos.

Ahora bien, este inmanentismo propio del Islam (compartido con el kantismo y el calvinismo) no es propio de la cosmovisión árabe. Es totalmente con la visión árabe del sistema de cosas. Los árabes, pueblo de caravanas, criadores de camellos y comerciantes, no son gente de letras, de profundas elucubraciones ni de abstractos razonamientos, sino gente sencilla que basa su fe en la referencia analógica. Aunque el Islam propio del Islam es el inmanentismo, los creyentes musulmanes llenan el concepto Allah con el contenido y referencia al dios luna tal como lo hizo Mahoma en el siglo VII. Él dijo que el dios luna sería Allah, es decir, Dios, es decir, el mayor de entre todos los ídolos, más nunca lo llegó a considerar el único.

El Islam no entiende el estado de gracia, al cual llenan de contenido con ela referencia a las abluciones, a la limpieza corporal. El islam no entiende el estado glorioso de perfección que llamamos cielo, al que identifican con el placer y el goce terreno, pues el cielo para los musulmanes es la recompensa de una vida humana cómoda y placentera con 40 vírgenes.

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